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La materia ordinaria, de lo que están hechas todas las cosas que nos rodean, está compuesto por un gran espacio vacío. Incluso una montaña, en su mayor parte, es espacio vacío.

Esto es debido a que la materia está compuesta de átomos, y un átomo, es una nube de electrones orbitando alrededor de un núcleo compuesto por protones y neutrones.

El núcleo contiene más del 99,9 % de la masa del átomo a pesar de tener un diámetro de tan solo una cienmillonésima del diámetro de la nube electrónica. Los electrones por si mismos ocupan poco espacio, pero el diámetro de su orbita define el tamaño del átomo, el cual es espacio vacío en el 99.9999999999999 %.

La sensación que experimentamos cuando tropezamos con una roca, es realmente el alboroto de los electrones desplazándose a través del espacio vacío de un modo tan rápido, que no lo podemos ver ni sentir. ¿Cómo percibiríamos la materia si no estuviera vacía, si pudiéramos comprimir la nube de electrones hasta el tamaño del núcleo¿. Supongamos que pudiésemos generar la fuerza suficiente para comprimir todo el vacío de una montaña hasta el tamaño de un estadio de fútbol. La montaña quedaría reducida al tamaño de un grano de arena y llegaría a pesar 4 millones de toneladas.

Estas fuerzas extremas se presentan en la naturaleza cuando la parte central de una estrella masiva se derrumba y forma lo que se ha dado en llamar estrella de neutrones. Los átomos están totalmente comprimidos, estando los electrones totalmente empotrados en los protones hasta constituir una estrella compuesta casi exclusivamente de neutrones. El resultado es una minúscula estrella, semejante a un núcleo gigante sin espacio vacío en su interior.

Las estrellas de neutrones son objetos extraños y fascinantes, representan un estado extremo de la materia, y los físicos están ansiosos por saber más acerca de ellas. Incluso aunque SE pudiese visitar una, sería aconsejable que rehusar la oferta.

Su intenso campo gravitatorio desharía la nave espacial en pedazos mucho antes de que se alcanzase su superficie. Los campos magnéticos que rodean una estrella de neutrones son extremadamente intensos, sus fuerzas magnéticas comprimirían los átomos hasta la forma de cigarros y aunque la nave espacial permaneciese prudentemente a varios miles de kilómetros de su superficie para evitar los problemas inherentes a su potente campo gravitatorio, aún se estaría expuesto a otro peligro potencialmente mortal.

Si la estrella de neutrones girase rápidamente, tal y como hacen la mayoría de las estrellas de neutrones jóvenes, sus intensos campos magnéticos combinados con su rápida rotación, crearían un impresionante generador, capaz de producir una diferencia de potencial eléctrico de varios cuatrillones de voltios. Tales voltajes, unos 30 millones de veces superiores a los de un relámpago, generan corrientes de partículas de altísima energía.

Estas partículas de alta energía producen haces de radiación de ondas de radio con energías equivalentes a las de los rayos gamma. Del mismo modo que rota la luz de una faro, también lo hace esta radiación, que puede ser observada como una fuente pulsante denominada pulsar, Los primeros púlsares fueron observados por los radioastrónomos allá por 1967, conociéndose actualmente más de 1000. Uno de los púlsares más jóvenes y más estudiado, se encuentra en la nebulosa del Cangrejo, emitiendo radiación, en ondas de radio, visible y gamma.

A las estrellas de neutrones con intensos campos magnéticos de gran alcance se les denomina Magnetars, y sus campos magnéticos suelen ser varios cuatrillones de veces mayores que el campo magnético de la Tierra. Estos gigantescos campos magnéticos se cree que son producidos cuando una estrella de neutrones en rotación extremadamente rápida, se ha formado por el colapso del núcleo de una estrella masiva. Cuando se forma una estrella de neutrones, se desencadena una explosión de supernova que expele a altas velocidades las capas externas de la estrella.

La alta velocidad de rotación de una estrella de neutrones intensifica su ya intenso campo magnético hasta niveles de un Magnetar. Cuando las fuerzas magnéticas son lo suficientemente fuertes, pueden dar lugar a que los quarks de la superficie de la estrella de neutrones generen potentes emisiones de rayos X, denominados llamaradas de rayos X. Estos acontecimientos, pueden representar una etapa intermedia de explosiones de supernovas, más energéticas que las supernovas ordinarias, pero menos que las hipernovas, que se cree que son las responsables de las llamaradas de rayos gamma. Las llamaradas de las Magnetar también pueden producirse cientos de años después de la explosión inicial.

El campo magnético constante más intenso que se logrado producir en un laboratorio ha llegado a ser varios millones de veces mayor que el campo magnético de la Tierra, más allá de este límite, cualquier material magnético sería violentamente expulsado debido a las fuerzas magnéticas. Únicamente en las estrellas de neutrones donde la gravedad es unos 100 mil millones de veces mayor que la de la Tierra, puede la materia resistir los campos magnéticos de un Magnetar, e incluso en ella, su superficie podría llegar a agrietarse bajo la fuerte tensión.

Fuente: http://chandra.harvard.edu/photo/category/neutronstars.html

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