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Bajo el mar de datos del telescopio Kepler hay un sistema planetario que no tiene nada que ver con lo visto hasta ahora. Dos de sus planetas aparentemente comparten la misma órbita alrededor de la estrella. Si se confirmase el descubrimiento, renacería la teoría de que la Tierra compartió un día su órbita con un cuerpo del tamaño de Marte que después impactó contra él, resultando de la formación lunar.


Planetas extrasolares

Habitación para dos.

Los dos planetas son parte de un sistema de cuatro planetas llamado KOI-730. Giran en torno a una estrella como el Sol cada 9.8 días a exactamente la misma distancia orbital, uno aparentemente 60º por delante del otro. En el cielo nocturno de uno de los planetas, el otro aparecería como una luz constante que nunca se atenúa o se hace más brillante.

Cuando uno de los cuerpos (como por ejemplo un planeta) orbita otro objeto mucho más masivo (una estrella), hay dos puntos de Lagrange a lo largo de la órbita del planeta donde un tercer cuerpo podría orbitar de manera estable. Estos se sitúan a 60º por delante y por detrás del objeto más grande. Por ejemplo, los grupos de asteroides llamados troyanos yacen en estos puntos de la órbita de Júpiter.

En teoría, la materia en un disco de matrial alrededor de una reciente formada estrella podría unirse en planetas co-orbitales, pero nadie ha recogido pruebas nunca de esto con anterioridad. «Los sistemas como éste no son comunes, ya que éste es el primero en ser visto» dijo Jack Lissauer del Centro de Investigación Ames de la NASA en California. Lissauer y sus colegas describieron el sistema KOI-730 en un artículo presentado en el Astrophysical Journal.

Richard Gott y Edward Belbruno de la Universidad de Princeton dicen que nosotros mismos podríamos tener evidencias de este fenómeno en nuestro propio patio cósmico. La Luna se piensa que se formó 50 millones de años después del nacimiento del sistema solar, de los restos de una colisión entre un cuerpo del tamaño de Marte y la Tierra. Las simulaciones sugieren que el impactador, llamado Theia, debía haber venido a bajas velocidades. Según Gott y Belbruno, esto podría haber ocurrido solamente si Theia se hubiera originado en uno de los puntos de Lagrange de la órbita terrestre. Los nuevos hallazgos «muestran los tipos de cosas que imaginamos que podía pasar», dijo Gott.

¿Colisionarán algún día los planetas KOI-730? «Sería espectacular», dijo Gott. Sin embargo, las simulaciones realizadas sugieren que el planeta continuará orbitando en un estado bloqueado al menos por los próximos 2,22 millones de años.

Fuente: NewScientist