Este genial científico, astrónomo y físico nació en Pisa en el 15 de febrero de 1564. Sus padres fueron el músico Vincenzo Galilei de Florencia y Giulia degli Ammannati de Pescia. Fue el primero de los 6 hijos que tuvo el matrimonio. Y aunque la familia era de la nobleza, nunca fueron ricos. Es considerado como el iniciador de la revolución científica.
Diez años después a su nacimiento, su familia se muda a Florencia, y años más tarde inicia sus estudios en la Universidad de Pisa, donde su padre quiere que curse la carrera de Medicina, aunque él tiene más inclinaciones por las Matemáticas. Mientras hace sus estudios en la Universidad, a la edad de 17 años observa el movimiento de péndulo que hacía la lámpara de la catedral de Pisa, lo que le llevó a descubrir la ley del péndulo. Así, se interesa por la Física, y hace unos cuantos problemas siguiendo a Arquímedes. Su afición por hacer inventos se demuestra cuando en 1586 consigue fabricar una balanza hidrostática. Mientras tanto da clases privadas en Florencia y Siena (en Tuscany) y conoce a Christoph Clavius. Como la Medicina no era lo que realmente quería aprender, deja esta carrera por motivos económicos y porque prefería la Astronomía y la Física.
Su vida como profesor continúa, y es nombrado profesor Matemáticas en la Universidad de Pisa. En uno de su libros que sobrevivió al de tiempo, De Motu, explica que la velocidad de caída de dos cuerpos es proporcional a sus densidades, y no al peso, como Aristóteles había afirmado; esto, según dice la tradición, lo contrasta tirando desde la Torre de Pisa dos bolas de hierro de distintos pesos, y observa que las dos caen al mismo tiempo. En 1591, su padre muere, y éste se pone al frente de su familia. Un año más tarde obtiene la cátedra de Matemáticas en la Universidad de Padua, donde permaneció hasta 1610 dando Geometría y Astronomía. En 1597 inventa un compás de proporciones, el cual le resulta muy útil en los probemas de Matemáticas. Estudia el comportamiento de los cuerpos en el agua. Mantiene una relación con Marina Gamba y tiene una hija, Maria Celeste; justo un año más tarde nace una segunda hija, Arcangela.
El 10 de octubre de 1604 aparece un nuevo "punto" en el cielo, que resultaría ser una supernova. La gente le empieza a preguntar qué es en realidad, y Galileo se dedica a observarlo. En la Universidad de Padua aclara que según sus observaciones del paralaje de la nueva estrella, está situada a una distancia mayor que la de la Luna. En el año 1608-09 sigue con sus inventos, y esta vez con la balanza hidrostática, a la vez que continua con sus estudios sobre el camino que seguían los proyectiles, que le lleva a descubrir el movimiento acelerado. Galileo oye que en Holanda han inventado un objeto para ver objetos muy lejanos, y a él le entra mucho interés por el invento, hasta tal punto de crear uno en junio de 1609 (nos referimos al telescopio). Inventa otro más potente y lo presenta en el Estado veneciano, y gracias a ello puede obtener el cargo vitalicio en la Universidad de Padua. Pronto inicia sus observaciones con el telescopio (porque para algo lo inventa, por supuesto) y puede comprobar que la Luna no es lisa, sino que posee imperfecciones, al igual que la Tierra, en forma de valles y montañas. Un mes después, observa Júpiter, y descubre que éste tiene tres compañeras que al principio cree que se tratan de estrellitas; pero días más tarde se da cuenta de que eran en realidad tiene ante sí 4 satélites orbitando Júpiter, como en un pequeño sistema solar (resulta que el cuarto de los satélites estaba en el primer día de observación en conjunción con otro, y para entonces su telescopio no había podido llegar a discernirlo); estos 4 satélites son Ío, Calisto, Ganímedes y Europa, y más tarde serían nombrados los 4 satélites de Galileo, en su honor. Dos meses más tarde publica Sidereus Nuncius (mirar foto), libro dedicado al duque de Tuscany y que estaba escrito en latín. Allí expone sus descubrimientos hechos con el telescopio: que la Luna no es lisa, que la Vía Láctea es un conglomerado de estrellas, hace público los nuevos satélites de Júpiter… En el mismo año, Galileo empieza a observar las imperfecciones de Saturno, no llegando a descubrir que lo que poseía Saturno era un anillo, y poco después se muda de Padua a Florencia. Kepler, a quien antes le había enviado el libro de Sidereus Nuncius, verifica la existencia de satélites orbitando Júpiter, mientras en otros países se observan durante los siguientes meses. Antes de finalizar el año, el gran astrónomo dirige su telescopio hacia Venus, y es cuando descubre la existencia de fases, al igual que nuestro satélite; esto prueba la falsedad del sistema ptolemaico, ya que Venus giraba alrededor del Sol, con lo que concluye su predilección por el sistema copernicano.
Durante los siguientes meses, aparecen libros en contra de las ideas de Galileo, y diversos astrónomos observan las manchas solares. Él se muda a Roma, donde le muestra las manchas solares a sus amigos, y donde la Inquisición empieza a mirarle de reojo. No tardaría mucho en volver a Florencia. Niccolo Lorini, un fraile dominicano, envía a la Inquisición una queja por las inclinaciones copernicanas de Galileo, en el año 1615. Un mes más tarde, un fraile llamado Paolo Antonio Foscarini publica un libro donde hace compatibles las visiones de Galileo con la Sagrada Escritura. En diciembre del mismo año defiende sus ideas en Roma. Pero el remate viene cuando argumenta que las mareas de la Tierra están provocadas por el movimiento de ésta. Un comité declara a la Inquisición que decir que el Sol era el centro del Universo es herejía y que el movimiento de la Tierra es absurdo para la Filosofía. El cardenal jesuita Belarmino llama a Galileo y le advierte de no defender la teoría copernicana. Mientras tanto, Galileo se apoya en las posiciones de los satélites de Júpiter para determinar la longitud y latitud en el mar. En 1618 aparecen 3 cometas en el cielo, Orazio Grassi, profesor de Matemáticas del Collegio Romano, realiza una lectura pública sobre los cometas y le envía un manuscrito sobre estos cuerpos a Galileo. La gente le pide a Galileo que de su opinión sobre los cometas, y éste empieza criticando el escrito del padre jesuita del Collegio Romano.
¿Sabías que…?
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Según cuentan, después de que Galileo tuviera que desmentir sus descubrimientos que habían levantado una gran polémica en la Iglesia, dijo en voz baja Eppur si muove, que quiere decir: pero se mueve, afirmando así que la Tierra no era el centro del Universo, y que éste se movía al igual que los planetas en el cielo.
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En 1624 el Papa Urbano VIII le promete a Galileo que puede escribir sobre las teorías copernicanas y considerando la teoría simplemente como una hipótesis matemática. En 1630, sucede la muerte de Johannes Kepler, al mismo tiempo que Galileo finaliza su libro Diálogo acerca de los sistemas máximos del mundo, que sería impreso dos años después. En verano, el Papa Urbano VIII prohíbe sacar más copias del libro, mientras que una comisión se encarga de examinarlo. El Papa le da el caso a la Inquisición y ésta toma la decisión de citar en Roma a Galileo, al cometer un asunto de herejía. El astrónomo se pone muy enfermo, pero no es excusa para la Inquisición, que mandaría arrestarle si no comparecía en Roma. Su llegada a la ciudad se produce en enero de 1633, e inmediatamente se le prohíbe tener contactos sociales. En abril, la Inquisición le interroga. Galileo dice que en un próximo libro que realizase, refutaría sus argumentos copernicanos expuestos en el Diálogo, para satisfacer las ideas de la Iglesia. Pasaron dos meses, y el Papa lo encarceló indefinidamente. La inquisición lo sentencia a prisión y en la iglesia Santa Maria Sopra Minerva Galileo abjura de sus errores, niega que el Sol sea el centro del Universo y que la Tierra gire en torno a su propio eje. Mediante esta condena, se queman todos las copias hechas del Diálogo y la sentencia se lee en las universidades. Se le permite permanecer bajo arresto domiciliario en la residencia del embajador de Tuscan (Italia) y después en la del arzobispo de Siena en la misma ciudad de Tuscan. Más tarde se "muda" a su residencia de Arcetri, en Florencia, donde sigue bajo arresto domiciliario por el resto de su vida. Por el año 1637, Galileo pierde la visión en su ojo derecho, y un año más tarde la del izquierdo, quedándose completamente ciego. Es así como le pide a la Inquisición que sea liberado, y aunque no lo consigue, obtiene un permiso para mudarse a Florencia, para estar más cerca de los físicos. Pronto, Galileo enferma seriamente, y prepara el testamento, porque en el 8 de enero de 1642 perecería en Arcetri, poniendo fin a una vida de descubrimientos y roces con la Inquisición. Pero años antes se había publicado la obra Consideraciones y demostraciones matemáticas sobre dos ciencias nuevas relacionadas con la mecánica (1638), donde había escrito los principios de la mecánica. Éste libro sería una gran ayuda para que Isaac Newton formulase su ley de la gravitación universal.
Ya en el siglo XX, el Papa Juan Pablo II reconoció el error de la Iglesia, y dijo que la labor hecha por Galileo y sus ideas superaron con creces a las de los teólogos de la época.
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