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Los futuros astronautas lunares podrían desear poner al día sus habilidades espeleológicas: se ha descubierto el primer tubo de lava en la Luna. En un artículo reciente publicado en el Geophysical Research Letters, Junichi Haruyama y sus colaboradores han informado que habían descubierto un agujero misterioso en la superficie lunar, en las imágenes de alta resolución enviadas por la sonda espacial Kaguya. El agujero presenta un diámetro de 65 m y se encuentra situado en la región volcánica de Marius Hills, próxima al borde lunar, justo en el centro de un largo y sinuoso surco de erosión. Se cree que esta fisura sinuosa fue formada por corrientes de lava en su superficie o en tubos cerrados de la misma.


Luna

Por supuesto que existen muchas maneras para formar agujeros en la superficie de la Luna. El más evidente es mediante un impacto, la Luna ha sido a través de los años aporreada literalmente por rocas procedentes del espacio. ¿Tal vez pudiera ser éste un cráter de impacto reciente?. No, en absoluto. El equipo de Haruyama observó por separado hasta nueve veces el agujero con distintos ángulos de iluminación, e incluso cuando el Sol estaba en su cenit parecía completamente negro, dando la impresión de que sería muy profundo. Se ha calculado que su profundidad sería alrededor de unos 88 m, por lo que resulta más profundo que ancho. No existen cráteres de impacto así.

Otra posibilidad sería la de que el agujero se hubiera formado por algún tipo de erupción volcánica, pero no se aprecian signos de depósitos volcánicos como flujos de lava o cenizas que emanen del agujero. Este se encuentra aislado, por lo que resulta improbable de que sea debido a alguna fractura de la corteza lunar, que es lo que se podría esperar de una fractura, que daría lugar a una cadena de ellos.


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Cuatro vistas diferentes del agujero con distintos ángulos de iluminación. Las flechas indican la dirección incidente de la luz solar (I) y la dirección de observación (V).

El equipo de Hurayama ha concluido que, la explicación más probable es, la de que el agujero que han descubierto sea un “tragaluz”, un lugar en donde colapsó el techo de un tubo de lava, bien cuando éste fluyó posteriormente por un impacto, un seísmo o por fuerzas de mareas ejercidas por la Tierra. Si se trata de un tubo de lava, sus cálculos basados en las múltiples imágenes del mismo, indicarían que se trataría de un tubo de 370 m de ancho.

Los tubos de lava resultan importantes para comprender como se desplazó la lava en la luna primigenia, pero no solo se trata de una simple curiosidad científica: sino que pueden proporcionar valiosos refugios para futuros exploradores humanos. La superficie de la Luna no se encuentra protegida de la radiación hostil procedente del espacio por campos magnéticos o una gruesa atmósfera, por lo que la presencia humana de larga duración sería más viable si los astronautas pudieran estar bajo tierra la mayor parte del tiempo. Excavar un agujero lo suficientemente grande para que cupiera toda una colonia, representaría un enorme desafío de ingeniería, pero los tubos de lava nos podrían proporcionar alojamientos ya hechos para una colonia bien protegida disponiendo los futuros astronautas de las cavernas tecnológicamente más avanzadas de su historia.

Fuente: Universe Today