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El equipo de la nave espacial LCROSS ha anunciado hoy el éxito de la misión del 9 de octubre de 2009, al descubrir la presencia de agua tras los impactos en el cráter Cabeus, región cercana al polo sur lunar que permanentemente se encuentra en la sombra. “Desde luego que hemos encontrado agua. No un poco, sino cantidades abundantes” ha manifestado en una conferencia de prensa Tony Colaprete investigador principal de la LCROSS. El equipo no fue capaz de calcular la concentración de agua presente en el regolito lunar, pero en un espesor de 20-30 m del cráter de impacto provocado fue posible observar mediante datos espectroscópicos unos 95 litros de agua. Colaprete mostró un cubo con 7 litros para evidenciar la cantidad encontrada.


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La cámara visible captó la columna eyectada 20 segundos después del impacto.

Preguntado acerca de si el equipo estaba en un momento “eureka” cuando encontraron agua, Colaprete afirmó “desde el día del impacto ha sido como encontrar el Santo Grial. Hace dos semanas que nos reunimos para evaluar el conjunto de la información. Fue entonces cuando llegamos a la conclusión de que definitivamente se encontró agua”.


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Datos del espectrómetro cercano al infrarrojo. La curva roja muestra cómo el espectro debería ser con vapor de agua y hielo añadido en las proporciones adecuadas para coincidir con las caídas en las observaciones. Las áreas amarillas indican bandas de absorción de agua.

Colaprete añadió que, también se encontraron evidencias de otros compuestos como Sodio y Dióxido de carbono que todavía estamos analizando.


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Datos del espectrómetro ultravioleta/visible tomados poco después del impacto mostrando líneas de emisión (indicadas por flechas). Estas líneas de emisión son diagnósticos de compuestos de la nube de vapor y restos.

Las primeras conclusiones de la presencia de agua en la Luna, fueron establecidas durante el presente año mediante el Moon Mineralogy Mapper instalado en la nave espacial Chandrayaan-1, al comparar el regolito lunar del cráter Cabeus que parecía que estaba más seco que algunos desiertos en la Tierra, pero en el cráter Cabeus parece que puede haber más.

“Si estuviéramos en la “playa” de 20 metros formada por el cráter de impacto, estaríamos en un lugar más húmedo que en algunos desiertos de la Tierra”, afirmó Colaprete.

Desde que se produjeron los impactos, el equipo científico del LCROSS ha estado trabajando casi sin descanso, analizando la enorme cantidad de información obtenida por la nave espacial. El equipo se centró en los datos aportados por los espectrómetros, los cuales han proporcionado la información más concluyente acerca de la presencia de agua. El espectrómetro analiza la luz emitida o absorbida por los materiales que permiten identificar su composición.

Los 95 litros encontrados era la cantidad que estaba en el campo de visión de los espectrómetros. Para determinar la cantidad total de agua presente en el interior del cráter es preciso realizar una “reconstrucción” del mismo por parte del equipo. “Tenemos que evaluar la cantidad de material eyectado versus el tamaño del cráter, reconstruir el suceso y ver como encaja para comprenderlo en su totalidad. Sabemos lo importante que es tanto para el público como para nosotros ofrecer los resultados y cuantificarlo de algún modo, pero todavía tenemos mucho trabajo pendiente para obtener una imagen global”.

El impacto realizado por la etapa superior del cohete Centauro de la nave espacial LCROSS produjo dos penachos de material procedentes del fondo del cráter. El primero fue un penacho de gran amplitud de unos 10-12 m de diámetro constituido por vapor y polvo fino y el segundo de menor amplitud, eyectó una cortina de material más pesado. Este material no ha visto la luz del sol durante miles de millones de años.

Colaprete dijo que la temperatura del fondo del cráter era de unos -230 ºC, pero que el impacto lo calentó hasta unos 700 ºC, lo cual es bastante poco para un impacto, pero era lo que se esperaba debido a la baja densidad del cohete del Centauro que se estrelló contra el cráter Cabeus.
El origen del agua está aún por determinar, si procede de los cometas o meteoritos, o de algún proceso interior o superficial capaz de generarla.

Mike Wargo, científico jefe de la misión lunar de la NASA, ha manifestado que, las trampas de frío permanente en los cráteres sombríos de la Luna son como los áticos polvorientos o cajones de basura del Sistema Solar. “Recogen todos sus restos evolutivos formados durante los últimos miles de millones de años como mínimo. Apenas estamos comenzando a sacar partido de nuestros conocimientos”.
“Verdaderamente, con esto estamos empezando a comprenderlo».

«Esto es lo que realmente tenemos en la cabeza, entender la existencia del agua lunar», ha manifestado Grez Delory. Debemos tener la mente abierta acerca de lo que ésto nos está diciendo. No es la Luna del Apolo, es nuestra Luna.

Fuente: Conferencia de prensa de la NASA y Universe Today