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Los vehículos espaciales robóticos pueden reunir una gran cantidad de información, y a veces se precisan años para ordenar toda esta información . He aquí un buen ejemplo: La nave espacial Galileo orbitó Júpiter durante el periodo 1995-2003. Uno de los descubrimientos realizados durante esta misión, fue una anomalía en los anillos de Júpiter.

En su mayor parte, los anillos encajan en el modelo estándar de formación en donde las partículas que lo integran son guiadas por las órbitas de cuatro de las lunas de Júpiter; Adrastea, Metis, Amaltea y Tebe (de la mas cercana a la mas lejana). Pero una expansión leve de polvo se extiende más allá de la órbita de Tebe, y los científicos estuvieron desconcertados acerca de lo que estaba ocurriendo.
Pero en un nuevo estudio de los datos de la misión Galileo se encontró que, esta expansión tenía lugar mediante la interacción de la sombra y la luz solar sobre las partículas de polvo que integran los anillos.

Douglas Hamilton, profesor de astronomía en la Universidad de Maryland ha manifestado, “El desplazamiento hacia la frontera exterior de los anillos exteriores, así como otras rarezas de los mismos se realizan en la sombra, y conforme orbitan el planeta, los granos de polvo que los constituyen se cargan y descargan alternativamente conforme pasan a través de la sombra del planeta. Estas variaciones sistemáticas en la carga eléctrica de las partículas de polvo, interaccionan con el potente campo magnético del planeta. Como consecuencia de ello, pequeñas partículas de polvo son empujadas más allá del límite del anillo mas exterior, y los granos muy pequeños llegan incluso a modificar su inclinación u orientación orbital respecto al planeta”.

La nave espacial Galileo fue especialmente maniobrada para que se zambullera en Júpiter en 2003, en un intento de proteger a uno de sus propios descubrimientos, – la existencia de un posible océano debajo de la corteza helada de la luna Europa -, (los científicos no deseaban que la nave espacial impactara algún día contra Europa y la contaminara). Durante esta maniobra, la nave espacial descendió en picado a través de los anillos y registró miles de de impactos de partículas de polvo en su detector supersensible.

Hamilton y German, son coautores del estudio de Harald Krüger acerca de los datos de impactos, tamaños de grano, velocidad y orientaciones orbitales de los granos de polvo. Krüger analizó el nuevo conjunto de datos, y Hamilton desarrolló modelos de computadora que encajaran con la información de datos e imágenes de los anillos de Júpiter, y explicaran el anormal comportamiento observado.
Échenle aquí un vistazo al increíble modelo de Hamilton : (http://janus.astro.umd.edu/SolarSystems/)
“Con nuestro modelo podemos explicar todas las estructuras esenciales de los anillos de polvo, observados”, agregó Krüger.

Según Hamilton, los mecanismos que identificaron, afectan a los anillos de cualquier planeta en cualquier sistema solar, pero sus efectos puede que no sean tan evidentes como en Júpiter. “Las partículas heladas de los famosos anillos de Júpiter son demasiado grandes y pesadas para que puedan ser configuradas según este proceso, por cuya razón no se ven aquí anomalías similares. Nuestras conclusiones acerca del efecto de la sombra, también pueden arrojar alguna luz acerca de los aspectos de formaciones planetarias, puesto que las partículas de polvo cargadas eléctricamente, deben de alguna manera, combinarse y generar cuerpos mayores a partir de los cuales se forman en última instancia las lunas y los planetas.

Fuente: University of Maryland press release y Universetoday.com

Imagen: http://www.universetoday.com/../jupiter_rings.jpg