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Si Usted cree que el calentamiento global es nocivo, hace 11 mil millones de años todo el universo experimentó un calentamiento general. La consecuencia fueron gigantescas explosiones de radiación procedentes de voraces agujeros negros que frenaron el crecimiento de algunas galaxias pequeñas en un radio de 500 millones de años. Esta es la conclusión a la que ha llegado un equipo de astrónomos que se valieron de las nuevas herramientas del Telescopio Espacial Hubble de la NASA para explorar el remoto Universo invisible.


Universo

Este diagrama representa la evolución de Universo desde el Big Bang hasta hoy. Se muestran las líneas divisorias de dos épocas. Poco tiempo después del Big Bang, cuando la luz de las primeras estrellas quemaban las nubes de Hidrógeno frío en un proceso conocido como reionización. En una época posterior los cuásares, los poderosos núcleos de los agujeros negros de las galaxias activas expulsaban suficiente luz ultravioleta para reionizar el Helio primigenio.

Mediante el Cosmic Origins Spectrograph (COS) recién instalado, los astrónomos han podido identificar una época que va desde los 11,7 a los 11,3 mil millones de años atrás cuando el Universo aún tenía los átomos de helio despojados de sus electrones (un proceso denominado ionización). Este proceso calentó el gas intergaláctico y lo inhibió de su colapso gravitatorio para formar nuevas generaciones de estrellas en algunas galaxias pequeñas. Las galaxias de menor masa fueron incapaces de retener el gas y en consecuencia escapó al espacio intergaláctico.

Michael Shull de la Universidad de colorado y su equipo fueron capaces de encontrar las reveladoras líneas espectrales de absorción del Helio en la luz ultravioleta de un cuasar (el núcleo brillante de una galaxia activa). La luz del faro cuasar brilla a través de las nubes de gas intermedias que de otra manera sería invisible, algo así como el faro que brilla a través de la niebla. El haz de luz permite explorar el corazón de las nubes de gas intercaladas entre las galaxias y el Universo primigenio.

El Universo atravesó una ola de calor inicial hace 13 mil millones de años cuando la energía procedente de estrellas masivas incipientes ionizaron el Hidrógeno interestelar frío procedente del Big Bang. Esta época se conoce actualmente como de reionización debido a que los núcleos de Hidrógeno se encontraban originalmente en un estado poco ionizado después del Big Bang.

Pero el Hubble encontró que precisaría de otros 2 mil millones de años antes de que el Universo produjera fuentes de radiación ultravioleta con energía suficiente para realizar el costoso trabajo de reionizar el Helio primigenio que también se gestó con el Big Bang.

Esta radiación no vino de las estrellas sino más bien de los cuásares. De hecho, la época en la que el Helio estaba siendo reionizado corresponde a una etapa transitoria en la historia del Universo cuando los cuásares eran más abundantes.

El Universo por entonces era un lugar muy agitado. Las galaxias colisionaban frecuentemente y dieron origen a agujeros negros supermasivos en el núcleo de las mismas donde capturaban gas. Los agujeros negros convirtieron frenéticamente parte de la energía gravitatoria de esa masa en potente radiación ultravioleta-lejano que pudieron hacer brillar las galaxias. Este Helio intergaláctico fue calentado desde 10 000 hasta casi 22 000 grados centígrados. Después de que el Helio fuese reionizado en el Universo, el gas intergaláctico se enfrío de nuevo y las galaxias enanas pudieron reanudar su estructura habitual. “Me imagino que se hubieron podido formar bastantes mas galaxias enanas si no hubiese tenido lugar la reionización del Helio” añadió Shull.

Hasta ahora Shull y su equipo solo tienen una línea de visión para medir la transición del Helio, pero el equipo científico del COS planea utilizar el Hubble para ojear en otras direcciones y observar si la reionización del Helio tuvo lugar de manera uniforme en todo el Universo.
Los resultados de esta investigación serán publicados en el ejemplar del 20 de octubre del The Astrophysical Journal.

Fuente: Science Daily