Estamos en proceso de recuperación de las secciones de LQ. Por favor, ten paciencia.

Donde quiera que vayamos, los microbios nos acompañan. Los primeros astronautas que se instalaron en la MIR, lo comprobaron claramente.

Aunque se pensó que la nave espacial había sido esterilizada concienzudamente antes de su lanzamiento, varios años después de haber estado habitada por seres humanos, se convirtió en un criadero de microbios. Con el transcurrir del tiempo, estas bacterias pudieron desarrollarse y ocasionar una preocupación creciente para la salud de las personas en el espacio.

Un artículo reciente acerca de la ciencia difundido en la página web de la NASA, se expone la historia de los astronautas microscópicos. En uno de los encuentros espaciales en la que astronautas de los Estados Unidos a bordo de la MIR procedían a retirar un panel de instrumentos, descubrieron una bola de agua turbia del tamaño de una uva que se había condensado de la humedad ambiental, este agua al no poder escapar, acabó acumulándose con el transcurrir del tiempo. Estas muestras, ya de regreso en la Tierra, mostraron que estaban contaminadas con varias docenas de especies bacterianas además de hongos.
A bordo de la MIR, los microorganismos fueron creciendo en las juntas de goma alrededor de las ventanas, en los componentes de los trajes espaciales y en los aislamientos de los hilos de cobre, las había por todas partes. La Estación Espacial Internacional adolece del mismo problema, los astronautas han descubierto manchas de moho desarrollándose en la pared donde cuelgan sus prendas de ejercicios.

La NASA esta actualmente trabajando en nuevas herramientas que ayuden a los astronautas a diferenciar las distintas clases de bacterias y hongos, pudiendo así elegir el desinfectante más adecuado para su trabajo.

Fuente: Science@NASA

Imagen: http://www.universetoday.com/wp-content/uploads/2007/05/2007-0511mir.jpg