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Astrónomos, y un miembro de un equipo financiado por la NASA, han descubierto una nueva clase de planetas del tamaño de Júpiter navegando libremente en la oscuridad del espacio lejos de la luz de una estrella. El equipo cree que estos mundos solitarios fueron probablemente expulsados de sistemas planetarios en desarrollo.


Exoplaneta

Esta concepción artística ilustra un planeta solitario del tamaño de Júpiter, viajando en solitario por la oscuridad del espacio sin una estrella anfitriona. Recientemente los astrónomos han mostrado evidencias de diez de estos mundos solitarios que se cree que han sido arrancados o eyectados de sistemas solares en desarrollo.

El descubrimiento está basado en una labor conjunta de sondeo, de Japón y Nueva Zelanda que escudriñaron el centro de la Vía Láctea durante 2006 y 2007, poniendo de manifiesto la existencia de hasta 10 planetas solitarios de un tamaño aproximado a la masa de Júpiter. Estos mundos aislados conocidos también como planetas huérfanos resultan difíciles de detectar y han pasado inadvertidos hasta ahora. Los planetas recientemente descubiertos se encuentran a una distancia media aproximada de 10 000 a 20 000 años-luz de La Tierra.
Mario Pérez, científico del programa de exoplanetas de la Oficina Central de la NASA en Washington ha manifestado que: “Aunque los planetas solitarios ya habían sido previstos, finalmente han sido detectados y realizan una importante contribución a la formación de planetas y modelos evolutivos”.

El descubrimiento indica que existen muchos más planetas solitarios del tamaño de Júpiter que aún no han sido observados. El equipo estima que, existen aproximadamente el doble de ellos como estrellas. Además, se cree que estos mundos son al menos tan comunes como los planetas que orbitan estrellas. Estos se sumarían a los cientos de miles de millones de planetas solitarios de nuestra vía Láctea.

“Nuestro estudio es como un censo de población” ha manifestado David Benett de la Universidad de Notre-Dame en South Bend, Indiana, coautor del mismo que ha sido financiado por la Fundación Nacional de Ciencias y por la NASA. “Realizamos un muestreo en una parte de la galaxia y con estos datos pudimos estimar el total en la misma”.
El estudio dirigido por Takahiro Sumi de la Universidad de Osaka en Japón aparecerá en el ejemplar del 19 de mayo de la revista Nature.

La muestra no es aplicable a planetas más pequeños que Júpiter y Saturno, pero la teoría nos sugiere que planetas de masa menor como La Tierra debieron ser expulsados de sus estrellas más a menudo. En consecuencia se cree que deben ser más comunes que los solitarios del tamaño de Júpiter.

Observaciones anteriores localizaron un puñado de planetas solitarios dentro de racimos de formaciones estelares con masa triple a la de Júpiter, pero los científicos sospecharon que los cuerpos gaseosos forman más estrellas que planetas. Estos mundos opacos y diminutos se denominan enanas marrones, crecen a partir del colapso de nubes de gas y polvo pero carecen de la masa suficiente para encender su combustible nuclear y brillar como las estrellas. Se cree que las enanas marrones más pequeñas son aproximadamente del tamaño de los grandes planetas.

Por otra parte, es probable que algunos planetas sean expulsados de sus turbulentos sistemas solares en formación, debido a sus cercanos encuentros gravitatorios con otros planetas o estrellas. Sin una estrella a la que orbitar, estos planetas podrían desplazarse a través de la galaxia como hacen nuestro Sol y otras estrellas en órbitas estables alrededor del centro galáctico. El descubrimiento de 10 planetas solitarios del tamaño de Júpiter dan soporte al argumento de la eyección, aunque es posible que estén en juego ambos mecanismos.

Bennett añadió “si los planetas solitarios se forman como las estrellas, entonces deberíamos esperar ver solo uno o dos de ellos y no diez en nuestro sondeo, a lo que Bennett agregó, “Nuestros resultados sugieren que a menudo los sistemas planetarios se vuelven inestables y los planetas son expulsados de sus lugares de nacimiento”.

Las observaciones no pueden descartar la posibilidad de que algunos de estos planetas puedan tener órbitas muy alejadas de sus estrellas, pero otras investigaciones indican que planetas del tamaño de Júpiter en órbitas tan distantes son raros.

El sondeo, denominado Microlensing Observations in Astrophisics (MOA), debe su nombre en parte, a unas aves gigantes sin alas extintas de Nueva Zelanda, llamadas Moa. Un telescopio de 1,8 m en el Mount John Observatory en Nueva Zelanda se utiliza con regularidad para escudriñar las estrellas del centro de nuestra galaxia para los fenómenos de microlentes gravitatorias.

Esto sucede cuando un cuerpo como una estrella o un planeta pasan por delante de otra estrella más distante. La gravedad del cuerpo que transita arquea la luz de la estrella del fondo produciendo su ampliación y una mayor claridad. Los cuerpos masivos y las estrellas, arquean la luz de la estrella de fondo en mayor magnitud, produciendo una mejor claridad de acontecimientos que pueden durar semanas. Cuerpos pequeños como planetas generan una distorsión menor y su duración resulta inferior a unos pocos días o menos.

Un segundo grupo de exploración de microlentes, el Optical Gravitational Lensing Experiment (OGLE), contribuyeron a este descubrimiento mediante un telescopio de 1,3 m situado en Chile. El grupo OGLE también observó muchos de los mismos acontecimientos y sus observaciones confirmaron de forma independiente los análisis realizados por el grupo MOA.
El Jet Propulsion Laboratory de Pasadena en California dirige el programa de Exploración de Exoplanetas de la NASA. El JPL es una división del Instituto Tecnológico de California.

Fuente: Science Daily