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De todos los ambientes, el espacio interplanetario debe ser el más hostil: hace un frío con temperaturas cercanas al cero absoluto (-273 ºC), es vacío, no hay oxígeno y la cantidad de radiación letal procedente de las estrellas es muy alta. Esta es la razón por la que los seres humanos necesitan protegerse cuidadosamente cuando se encuentran en este ambiente.

La nueva investigación realizada por Ingemar Jönsson y sus colaboradores publicada el 9 de septiembre en el ejemplar de Current Biology, demuestra que algunos seres vivos, los denominados tardígrados u “ositos de agua”, son capaces de permanecer en el espacio sin trajes espaciales y sobrevivir expuestos al vacío, al frío y a la radiación.

Esta es la primera vez que un animal ha sido sometido a la supervivencia bajo las condiciones del espacio abierto. Las especies sometidas a ensayo fueron seleccionados con gran cuidado: Tardígrados, también conocidos como “ositos de agua” son animales invertebrados cuyo tamaño oscila de 0,1 a 1,5 mm y que pueden hallarse fácilmente en musgos y líquenes húmedos. Debido a que en sus hábitat se encuentran a menudos secos, los tardígrados son muy resistentes a la desecación y pueden resurgir tras años de sequía. Tras esta supervivencia asombrosa poseen una resistencia extrema al calor, al frío y a la radiación, por ello los tardígrados parecen ser los animales ideales para ser ensayados en el espacio.

Los tardígrados desecados fueron colocados a bordo de la nave espacial FOTON – M3 lanzada por la Agencia Espacial Europea (ESA) en septiembre de 2007 y expuestos a las condiciones del espacio vacío, es decir al espacio exterior, a la radiación UV procedente del Sol y la radiación cósmica, en una órbita baja alrededor de la Tierra de unos 270 km de altura. Después de su retorno a la Tierra, resultó que mientras que la mayor parte de ellos sobrevivieron solamente al vacío y a los rayos cósmicos algunos incluso sobrevivieron a niveles mortales de radiación UV solar, los cuales son más de 1000 veces mayores que los existentes en la superficie de la Tierra. Más aún, los supervivientes pudieron reproducirse adecuadamente tras su viaje espacial.

Lo más sorprendente sea quizás la extrema resistencia de los tardígrados a la radiación UV. La radiación UV consiste en partículas de luz de alta energía que pueden ocasionar graves lesiones a los tejidos vivos, de manera semejante a las quemaduras del sol. Pero además tambien pueden dañar el material genético de la célula produciendo, por ejemplo, cánceres de piel. Por esta razón la radiación UV es mortal para la mayoría de los seres vivos, por eso se utiliza como medio de esterilización.

Jönsson y sus colaboradores escribieron: “… sigue siendo un misterio cómo son capaces estos animales de renacer tras estar expuestos a una dosis de radiación de más de 7000 kJ/m2 bajo las condiciones del vacío exterior…”. Es concebible que el mismo tipo de adaptaciones celulares que les permite sobrevivir a la desecación puedan explicar también su amplia resistencia. Entre los investigadores y colaboradores se encuentran: Ingemar Jönsson, Kristianstad University, Kristianstad, Sweden; Elke Rabbow, Institute of Aerospace Medicine, Radiation Biology Division, Köln, Germany; Ralph O. Schill, Biological Institute, Universität Stuttgart, Stuttgart, Germany; Mats Harms-Ringdahl, Stockholm University, Stockholm, Sweden; y el Petra Rettberg, Institute of Aerospace Medicine, Radiation Biology Division, Köln, Germany.

Fuente: Science Daily