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Los laureados han sido Albert Fert (Francia) y Meter Grünberg (Alemania) por el descubrimiento de la Magnetorresistencia Gigante (GMR), que permite diseñar lectores de discos duros tras una radical miniaturización de los mismos.

La Magnetorresistencia Gigante ha dado origen a una de las primeras grandes aplicaciones de la nanotecnología. Este hallazgo fue posible gracias a la investigación realizada en el campo de la física de la materia condensada.

La nanotecnología proporciona dispositivos lectores para discos duros muy compactados. Gracias a esta técnica, ha sido posible alcanzar recientemente un alto grado de miniaturización en los discos duros. Se precisan cabezas lectoras muy sensibles para poder realizar lecturas en este tipo de disco duro que son empleados en los ordenadores portátiles y en determinados equipos reproductores de música.

En 1988 el francés Albert Fert y el alemán Meter Grünberg independientemente uno del otro, descubrieron un efecto físico totalmente nuevo, la Magnetorresistencia Gigante, o GMR. Variaciones magnéticas extremadamente débiles, generan incrementos considerables en la resistencia eléctrica en los sistemas GMR. Un sistema de esta naturaleza constituye la herramienta perfecta para la lectura de información almacenada en discos duros cuando ésta, registrada magnéticamente, debe ser convertida en impulsos eléctricos. Rápidamente, los investigadores e ingenieros comenzaron a trabajar para posibilitar el uso de este efecto en cabezas lectoras. En 1997 fue construido el primer lector basado en el efecto GMR y pronto se convirtió en tecnología estándar. Incluso las técnicas de lecturas más recientes se desarrollan mediante GMR.

Un disco duro almacena la información tales como la música, en forma de microscópicas áreas magnetizadas en direcciones diferentes. La información se recupera mediante una cabeza lectora que barre el disco y recoge los cambios magnéticos. Un disco duro más pequeño y compacto, con áreas magnéticas más débiles y compactadas unido a cabezas lectoras más sensibles, permite que la información pueda ser almacenada más densamente en el disco duro. Una cabeza lectora basada en el efecto GMR permite convertir pequeñísimos cambios magnéticos en diferencias en la resistencia eléctrica y en consecuencia, en una corriente generada por las cabezas lectoras. Estas corrientes constituyen la señal que en sus diferentes intensidades representan unos y ceros.

El efecto GMR fue descubierto gracias a las nuevas técnicas desarrolladas durante los años 70 para producir láminas muy delgadas de diferentes materiales. La GMR realizando su función, está compuesta de varias capas cuyo espesor es de tan solo unos pocos átomos. Por esta razón la GMR también puede ser considerada como una de las primeras aplicaciones reales del prometedor campo de la nanotecnología.

Fuente: chemistry.about.com