El campo por la noche puede ser lugar idóneo para  cazar gamusinos, para beberse con los amigotes y con gran escandalera unas susodichas litronas (aunque ésos pelmas suelan escoger la proximidad del vecindario para dar la vara, porque si no se les oye divertirse ya no es lo mismo), o incluso para hacer yoga con tu pareja en el simca mil.

El observador solitario tiene algo de romántico y de egoiston, no te creas odios ante familiares y amigos a los que impones tus chifladuras y además puedes dedicar todito tu tiempo a mirar lo que solo a ti te interesa, hala. Estar sólo en un monte rodeado por el Universo por arriba y por abajo puede ser muy emocionante, o muy acojonante, según estés preparado. Mirar el cielo sólo en la Patagonia, o en el Sahara, ya será demasié.

Hay algo tremendamente sospechoso en el orate que aparca su coche en un lugar remoto sin hacer apenas ruido y sin tropezarse en la oscuridad (a veces), como si fuera un búho o un espíritu o cualquier otra alimaña, saca del maletero del coche su peazo de chisme lo más parecido a un bazooka o a un mortero del 200 a la hora intempestiva de lo mejor del Cuéntame.

Lo primero que se te puede pasar por la cabeza es que sea uno de alcaeda que se dispone a derribar un avión en vuelo del corredor aéreo que acaban de rediseñar encima de tu pueblo. Tras consultar a la parienta, Mariano que a ver si luego esos se toman represalias mira que vivimos muy aislados, te da la vena ciudadana y marcas el número de la Guardia Civil. Oiga, encanna, afuera hay una cosa mu rara y mu sospechosa.

La GC, la Policía Municipal, o cualquier Guardia Forestal que se precie, aparecerá en el justo momento en que has logrado enfocar esa nebulosa planetaria que tanto se te resistía, luego de tu media hora larga de acomodación de ojo, y con sus dos mil vatios de potencia en focos led rodeándote y dejándote más noqueado que cuando te tropezaste con aquella raíz y te tuvieron que dar los doce puntos de sutura (intenta explicarle al médico de urgencias con el labio partido qué hacías en medio de un monte tú solo a las tres de la mañana).

Ya lo escribió el maestro Patrick Moore y se lo confirmaron sus lectores de todo el mundo, incluso de Australia. El observador solitario del firmamento lo tiene crudo, además del telele que te darán los infinitos ruidos nocturnos de la naturaleza profunda, crujidos, ululeos, arrastramiento de cuerpos entre la hojarasca, aleteos, cruce de objetos no identificados tras el ocular, de toda clase de flora y fauna invisible durante el día, ET's, Santas Compañas, ovnis, sicópatas nocturnos de motosierra, brujas volando en su escoba y zombis varios, que se pondrán de acuerdo para que no dejarte observar tranquilo con tu telescopio, la peor especie rara con la que tendrás que bregar son los agentes de la autoridad.

Esos que llegarán a tu lado con la mano en la cartuchera y te harán preguntas tan inverosímiles que nunca estarás preparado para contestarlas por más que te entrenes: ¿Qué hace aquí? ¿No sabe usted qué hora es? ¿Quién le ha dado permiso para mirar con ese tubo?, ¿no sabe que no se puede apuntar con el laser a los aviones? (a tí que eres de la liga antilaser), vamos, que aquí no se puede estar, este no es lugar de acampada (¿dónde me han visto la tienda?), se tiene usted que ir, circule ya de una vez pesao.

Y si no está de acuerdo, reclame al Defensor del Pueblo, o al maestro armero de su telescopio.

En una ocasión en que observaba al lado de una finca de toros en una noche tibia de primavera, en medio de una atronadora serenata de mugidos, relinchos, balidos y sonidos de esquilas y cencerros cachondos, la GC me dijo que me tenía que ir de allí, estaba en medio de una cañada real, porque molestaba a los animales y se habían dado casos de robo de ganado y yo les resultaba muy sospechoso. Cuando les dejé observar por el tubo, me dijeron que esas chorradas se veían mejor en el Paramount Chanel.

Como recordaba Patrick Moore en su libro, en esos casos no es conveniente discutir demasiado ni ponerse muy gallito leyéndoles tus derechos, porque te puedes ver en el suelo reducido por una llave ninja. Y además, en casa te esperan, tarde pero te esperan, y no hay que molestarles con llamadas intempestivas para que a esas deshoras se trasladen con prisas a sacarte del calabozo.

Un amigo mío, que observaba en la parcela de su chalet de la sierra, comprobó sorprenido cómo la arizónica de sus vecinos se elevaba libre hasta los tres metros de altura para ocultarlos de la mirada del mirón, cosa que le vino de perlas, porque le sirvió de barrera de la luz parasitaria que esos socios de Iberdrola despilfarraban y porque así el humo de sus barbacoas tomaba cierta altura y se alejaba de sus narices, no te concentras bien en la sutileza del diferente colorido de una estrella binaria mientras hueles el olor a sardinas asadas de sábado noche de las barbacoas de los vecinos.

¡Buenos cielos a los robinsones del monte!.

Me ha gustado mucho leerte compañero. Que disfrutes de tus salidas...

Impresionante, cuantas veces no nos habremos preguntado....., que decimos si viene la Guardia Civil antes de que hayamos plantado el chiringuito?


Normalmnete voy de día para que me de tiempo a montar con las últimas luces del atardecer y no tener que explicar lo que para algunas mentes sucias, es inexplicable.

Gracias Antonio.

Excelente, fue una delicia leerte, me ha entrado la risa imaginándome la situación de lo absurdo que puede llegar a ser lo de verte con las preguntas y tal de los policias y/o guardias civiles mirandote como si fueras un ladrón/terrorista xD      Pero te imaginas a ti mismo en esa situación, y gracia la verdad que poca¬¬

Muy buen post

lo leí ayer, ¡¡que bueno!!  yo no saldría solo a observar / fotografiar, no por miedo, si no por aburrimiento

necesito hablar 

aunque la única vez que salí solo, pero no tan solo, me acompañó mi perro, fue salir a las 6 de la mañana
para fotografiar un eclipse solar del 4 de Enero de 2011

Me alegro que os haya gustado. La observación solitaria tiene lo que cualquier vicio solitario, o sea que tú impones tu ritmo y nadie te va a puntuar, lo malo es que cuando lo cuentas no te creen.

Antonio he leido atentamente tu post y me ha divertido bastante y me he visto Yo mismo en esa situacion y me identifico plenamente contigo, hay una antigua pelicula muy simpatica que el titulo creo recordar era algo como " aquellos chalados con sus locos cacharros" pues algo asi nos ven ciertas personas que no han levantado nunca la vista para disfrutar del cielo estrellado. Bravo por la cronica.

Lo has descrito muy bien, así, los que siempre salen en grupo, saben lo que nos encontramos y sentimos los que salimos solos.


Un saludo
Jose