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Los intentos de la NASA de “siguiendo el rastro del agua” en la exploración de Marte ha conducido a pistas tentadoras acerca de que la vida microbiana podría haber existido en algún momento en el planeta rojo. Pero cualquier organismo habría tenido que ser extremadamente resistente para poder sobrevivir. En todos los lugares visitados hasta ahora, habrían sido demasiado salados para la vida tal y como la conocemos aquí en la Tierra.

En la Tierra, parece que la vida ha anidado en todos los recovecos, desde los cálidos océanos hasta en el permafrost de millones de años de antigüedad. Pero no todos los ecosistemas son hospitalarios. Resulta bastante curioso que sea la industria alimentaria la que ha explorado todos estos ambientes extremos. Saturad una solución acuosa con la máxima cantidad de sal o azúcar – como las salazones de carne o las mermeladas de fresas-, y los microorganismos tendrán enormes dificultades para sobrevivir y bastantes menos para crecer. Ello es debido a que los iones procedentes de las sales en disolución, se adhieren a tantas moléculas agua que son muy pocas las que permanecen libres para mantener la vida microbiana.

¿Fue antiguamente Marte una bañera cálida o una salina asquerosa? El geoquímico Tosca y sus colaboradores de la Universidad de Harvard han determinado la salinidad de las aguas de larga existencia y de las sales que depositaron tras su evaporación en la región Meridiani Planum, donde el vehículo marciano Opportunity encontró restos salinos de aguas subterráneas y el cráter Gusey, donde el Spirit halló depósitos hidrotermales relacionados con volcanes. Ambos vehículos también indagaron en las rocas del subsuelo que algunas al ser expelidas se convirtieron en meteoritos y pudieron ser recogidas en la Tierra.

Incluso los microorganismos más afines a las sustancias salinas de la Tierra no podrían haberse habituado a las salmueras marcianas mas concentradas durante 4 mil millones de años. Tosca y sus colaboradores publicarán mañana un informe en la revista Science. Según estos investigadores, durante ese periodo de tiempo las aguas marcianas presentarían una salinidad entre diez a cien veces mayor que la de los mares terrestres. Y lo que es peor, su elevada acidez y sus características oxidantes desarrolladas durante ese tiempo, hicieron a esas aguas más inhóspitas todavía. “Nuestros estudios restringen la ventana de oportunidad para la vida a un corto periodo de tiempo, al comienzo en la historia de Marte”, ha manifestado Tosca, cuando el agua podría haber sido menos salada.

“Tosca y sus colaboradores han realizado algunas puntualizaciones muy buenas,” ha manifestado el geoquímico Jeffrey Kargel de la Universidad de Arizona, en Tucson a través de un correo electrónico quien dijo que “esto nos lleva demasiado lejos”. Tal vez las primeras exploraciones nos arrastraron a los lugares más salinos y por lo tanto más obvios, faltando los más hospitalarios. El microbiólogo Kenneth Nealson de la Universidad Sudeste de California en Los Angeles, también mantiene la esperanza de encontrar vida. Enfocándola a cambios mayores, la vida marciana puede haber evolucionado incluso a mejores estadios frente al agua salada respecto de como lo han hecho los microbios terrestres. “Seguid el rastro del agua”, es el mensaje de los optimistas, y eso es exactamente lo que está haciendo el Phoenix. Dentro de pocas semanas, analizará presumiblemente aguas más antiguas y menos salinas en el ártico marciano.

Fuente: Science Magazine