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Las explosiones de rayos gamma constituyen uno de los acontecimientos más energéticos del universo.

Incluso más asombroso aún son lo rápido que se desarrollan. En un determinado momento todo está tranquilo, y un instante después aparece una tremenda explosión que podemos observar desde mil millones de años luz de distancia, pocos segundos después habrá desaparecido. Únicamente permanecerá un brillo residual alrededor en esa zona durante varios días. Los astrónomos y las naves espaciales disponen tan solo de unos pocos segundos a escasos minutos, para localizar la explosión y estudiarla antes de que se desvanezca.

Pero una reciente explosión comenzó tan brillante y se desvaneció tan lentamente que los astrónomos tuvieron tiempo de estudiarla durante meses. La explosión se denominó GRB 060729, fue descubierta inicialmente por el satélite Swift de la NASA, el 29 de julio de 2006. Dado que tuvo una duración tan larga, que los astrónomos supusieron que la explosión inicial podría haber estado recibiendo aportaciones continuas de energía de alguna otra fuente.

Otra posibilidad podría deberse a la presencia de una estrella de neutrones con un campo magnético ultraenergético. El campo magnético actúa como freno, forzando a la estrella a ralentizarse y transferir energía a las llamaradas explosivas de rayos gamma. Esta energía podría conservar un brillo residual durante semanas o incluso meses.

Fuente original: NASA News Release