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¿Podremos realmente los seres humanos ir a Marte? Vamos a tratar el problema, los obstáculos son bastantes desalentadores, no solo existen numerosas y difíciles cuestiones técnicas que superar, sino que además para realizar tan ardua tarea, debe ser tenida en cuenta la voluntad política y la perseverancia de toda una nación. Sin embargo, un antiguo ingeniero de la NASA cree que una misión a Marte es bastante factible y que dicho acontecimiento podría unir al mundo como nunca. Pero la propuesta de Jim McLane incluye un par de salvedades importantes: El viaje a Marte deberá ser sin retorno y la tripulación sería de una sola persona.

McLane que trabajó para la NASA durante 21 años antes de que la dejara en 2007 para continuar en una empresa privada de ingeniería, ha manifestado que, el poder observar desde fuera las actividades de la NASA le permite una nueva perspectiva.

Pero McLane aún trabajaba en la NASA cuando tuvo la idea original de realizar una misión a Marte con una sola persona sin billete de retorno. Denominó a esta propuesta “Spirit of the Lone Eagle”, [el espíritu del águila solitaria], en deferencia al vuelo de Charles Lindbergh (*) que voló en solitario desde Nueva York a Paris en 1927.

La idea de McLane procedía de la amistad con un cosmonauta ruso, quién manifestó: “Observé que el cosmonauta parecía ser algo diferente del tipo de persona que son los astronautas americanos”, y añadió “Los cosmonautas son, ante todo pilotos, y como pilotos de pruebas se encuentran muy centrados en realizar su trabajo. Los astronautas actuales americanos son elegidos basándose en cosas tales como su capacidad de hablar y sus habilidades sociales, y la mayoría de ellos poseen estudios superiores. Pero el cosmonauta me pareció aventurero, y el tipo de persona que trata de realizar las cosas tal y como nuestros primeros astronautas allá por los años 1960…”.

Según cree McLane, la única manera de llegar a Marte es volver a la forma de “hazlo de una vez”, actitud de la década los 1960 que representó la meta para el aterrizaje manual en un breve plazo de tiempo, como en los Apolo. Además, una misión en solitario sin retorno, resuelve muchos de los problemas con los que actualmente se enfrenta un viaje de ida y vuelta con una tripulación de varias personas.

“Cuando eliminemos la necesidad del despegue desde Marte, eliminaremos el obstáculo más importante de la misión”, añadió McLane. Y debido a una menor tripulación, la nave espacial podría ser más pequeña y la necesidad de consumibles y suministros se reduciría, convirtiendo la misión en mas económica y menos complicada.

Si bien, algunos calificarían esta misión como suicida, McLane dice que el concepto es completamente lógico.

McLane añade, «Ciertamente sería de un riesgo enorme, pero no creo que haya más garantía de la que existe al escalar una montaña en solitario, y se diga que es una misión suicida. La gente siempre está realizando actos suicidas, y esto de ir a Marte, es algo realmente único. Yo no creo que hubiera escasez de voluntarios para la misión. Lindberg, (*) fue una persona dispuesta a arriesgarlo todo porque mereció la pena. Yo no creo que sería difícil encontrar otro Lindberg para ir a Marte. Esto sería la parte más fácil de todo el programa”.

Y al igual que las misiones Apolo, esta misión ayudaría a estimular una nueva tecnología y revitalizaría la ciencia. McLane cree que una misión a Marte debería ser de ámbito internacional, que abarcara las contribuciones de varias naciones para que representara un hito para toda la raza humana.

“Yo creo que la gente ha olvidado lo emocionante que fue el programa Apolo, y esto sería regresar a un entusiasmo similar, y no solo aquí en los Estados Unidos, todo el mundo estaría entusiasmado. Esto representaría el mayor impacto de un programa que situaría un hombre en el planeta Marte, por encima de cualquier otra cosa, generaría empleo, estimularía la economía o desarrollaría la tecnología. Todos somos humanos, y la idea de enviar a uno de nosotros a un viaje como ese, sería una maravillosa aventura para todo el mundo, y todo el mundo estaría detrás de ella”.

Y todo el mundo podría estar viendo la televisión, añadió McLane, por lo que no sería como si solo el astronauta lo realizase por si mismo. “Estaría en constante comunicación, los astronautas de la Estación Espacial Internacional tienen un ejercito en tierra haciendo el seguimiento de lo que están realizando. Realmente no tienen descanso. Alguien está constantemente planeando y controlando sus actividades. Y no creo que sentirse solo constituya un problema en una misión a Marte”.

Por supuesto que la esperanza de McLane es que al astronauta se le sumarán rápidamente otros en el futuro. La mecánica celeste nos proporciona una ventana adecuada de lanzamiento desde la Tierra hacia Marte, cada 26 meses. “Esta persona no estaría allí sola durante mucho tiempo. Solo que sería imposible el retorno a su hogar”. Otra opción que ofrece McLane consiste en una tripulación de un hombre y una mujer, con lo que se generaría una situación tipo Adán y Eva.

Vehículos de aterrizaje no tripulados podrían llevar a la superficie de Marte comodidades para la vida, suministros y equipos de comunicación antes de que se enviasen misiones humanas. La mejor ubicación en Marte podría ser una zona baja y protegida, quizás en el fondo de un cañón, la cual podría proporcionar protección frente a la climatología y a la radiación, así como también disponer de una mayor presión atmosférica.

Aunque abundan las cuestiones técnicas, incluso para la más simple de las misiones humanas a Marte, McLane afirma que, éstas no detuvieron el programa Apolo y tampoco debería detener una misión a otro planeta.

“Puedo recordar que durante los primeros días del programa Apolo, había incluso muchos más problemas técnicos de los que nos enfrentamos hoy día para ir a Marte. La gente no se da cuenta de ello, o ha olvidado este hecho. Había varias cosas tremendamente desconocidas por entonces, una de las cuales podría haber sido el impresionante aterrizaje lunar con humanos”.

McLane también dice que los primeros diseñadores de la nave espacial Apolo corrieron el riesgo de que, en 3 o 4 años tuvieron que desarrollar transistores de alta potencia y pequeños ordenadores de orientación. Era la única manera de aligerar suficientemente el peso de la nave espacial para poder aterrizar en la luna. “Fue casi de ciencia ficción, aunque algunos pensaron que se podría hacer en pocos años y efectivamente, la tecnología se perfeccionó a tiempo para hacer posible la misión”.
Aunque Buzz Aldrin astronauta del Apolo 11 y el célebre autor y físico Paul Davies, también abogan por un viaje a Marte sin retorno, en nuestra sociedad que muestra aversión a los riesgos, la mayoría de las personas mira con recelo esta idea.

A pesar de que los exploradores del pasado viajaron a los polos Norte o Sur sabiendo que podrían no volver nunca, y que cientos de inmigrantes se trasladaron a los Estados Unidos durante los años 1800 y 1900, sabiendo que nunca volverían a ver de nuevo su patria, la psique humana parece que ha cambiado lo suficiente como para que no sea aceptable un billete solo de ida. Según el psicólogo Molly Dooley de Springfield, Illinois, podría haber una crisis importante en la Tierra para los humanos, el considerar seriamente dicha misión. “Normalmente, solo los desposeídos estarían dispuestos a aceptar esa clase de riesgos. Cuando nuestra situación actual ya no funcione, la mayor parte de nosotros estaría más dispuesta a asumir riesgos. La diferencia entre quienes están interesados y quienes no, radica en el apego a su situación actual”.

McLane afirma que la principal razón de la NASA para no centrarse en una misión humana a Marte es simple: la NASA no dispone del dinero suficiente. “Este ha sido el caso durante muchos años. No reciben dinero suficiente para arreglar los problemas de la lanzadera espacial, y siempre han estado cortos de dinero. El como financiar la NASA se convierte en todo un handicap cada año, puesto que tiene que recurrir al Congreso en demanda de fondos y justificar sus presupuestos. Por el contrario, el programa espacial chino posee la ventaja de que los presupuestos de sus proyectos reciben incrementos cada cinco años. Si realmente queremos ir a algún sitio, tendremos que modificar la manera en que la NASA recibe su dinero”.

Pero McLane cree que la NASA es culpable por no considerar ni siquiera la misión a Marte sin billete de vuelta. “Durante más de 40 años han estudiado todo tipo de misiones, pero nunca han admitido la posibilidad de una misión de esta naturaleza, no debemos estar apegados siempre a lo mismo. Creo que es nuestra naturaleza humana la que nos impulsa a ir a algunos sitios, y que casi hemos agotado nuestro mundo. También pienso que es hora de ir a alguna otra parte y hacer borrón y cuenta nueva. No hay razón para no intentarlo”.

(*) Nota del Traductor. Charles Augustus Lindbergh (1902-1974), aviador e ingeniero estadounidense. Fue el primer piloto en cruzar el océano Atlántico en solitario en un vuelo sin escalas. El vuelo enlazó Nueva York y París, ganando con ello el premio Orteig, de 25.000 dólares de la época.

Fuente: Universetoday.com

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