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[ÍNDICE] – SOL – MERCURIO – VENUS – LA TIERRA (Y LA LUNA) – MARTE – JÚPITER – SATURNO – URANO – NEPTUNO – PLUTÓN | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
MERCURIO | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
El planeta Mercurio es el más cercano al Sol, un mundo muy parecido a la Luna, por tener una superficie muy craterizada. Sería el planeta más pequeño si no fuera por que a Plutón lo catalogaron como planeta, y no como objeto transneptuniano. Su cercanía a nuestra estrella lo convierte en un planeta muy poco explorado, para ser concreto, sólo fue visitado una vez, por la Mariner 10.
MITOLOGÍA E HISTORIA
Desde la antigüedad, se pensaba que Mercurio, tanto en su aparición por la mañana como por la tarde, eran dos cuerpos distintos. Así pues, los primeros en observar este planeta parece ser que fueron los sumerios (del 3.500 al 2.000 a.C.), de la región de Mesopotamia, que se asentó entre los ríos Tigris y Éufrates, en la actual zona de Irak. Los sumerios le pusieron nombres de dioses al Sol, la Luna y a los planetas visibles. En cuanto a Mercurio, recibió diversos nombres, tales como Ubu-idim-gud-ud, Gud-ud, Gu-ad, Gu-Utu y Nebo; además, frecuentemente era identificado Mercurio como Nabu (dios de la sabiduría y la escritura) o Ninurta (dios de la caza y la guerra). Más tarde, en acadiano, sería conocido como Shikhtu, que significa «nervioso». Después, la civilización babilonia heredaría de los sumerios la escritura, astronomía y las matemáticas. Harían observaciones detalladas de los movimientos planetarios, de entre los cuales estaba Mercurio, el cual era llamado Nebo o Nabu, dios de la escritura y mensajero de los dioses. En cuanto a la civilización china, no se tienen muchos datos hoy en día de las observaciones hechas por estos, aunque parece que fue observado el planeta alrededor del 2.000 a.C. La civilización maya también recogió datos astronómicos, así como las posiciones planetarias. Estos describieron la apariencia de Mercurio como estrella matutina en una mañana del 733 a.C. y como estrella vespertina en una tarde del 727. También calcularon que Mercurio saldría y se pondría cada 2.200 días por el mismo lugar del cielo exactamente. Los egipcios llamaron a Mercurio Thoth, el dios del conocimiento; por el contrario, en la mitología griega recibió dos nombre: Hermes (estrella de la tarde) y Apolo (estrella de la mañana). Hermes fue conocido como el mensajero de los dioses, y Apolo como el dios de la poesía, profecía, medicina y la música. En el año 350 a.C., los griegos ya sabían que estos eran en realidad un sólo planeta. Los hindúes eran de los que pensaban que la astronomía iba ligada a la astrología, y que por ello la fecha de nacimiento de una persona tenía que ver con su futuro. A Mercurio lo identificaron con Buda y Rauhineya. Los caldeos, sabiendo que ambos representaban el mismo planeta, lo llamaron Sithu, que significa brincador. No hay que olvidar también al norte de Europa. Los nórdicos llamaban a Mercurio Odin, el dios supremo., aunque también era llamado Woden. Odin era el dios de la sabiduría, inventor de las runas, y su nombre significa «inspirado». Ya en la mitología romana, Mercurio es el dios de los mercaderes y de los comercios. Su nombre deriva seguramente del latín Mercator, que significa comerciante. La rápida velocidad de Mercurio por el cielo era la razón por la cual los romanos identificaron el planta con Mercurio y los egipcios con el mensajero de los dioses, Hermes. También se conocen nombres concretos de algunos de sus observadores. El filósofo griego Heráclito (535 – 475 a.C.) pensaba incluso que Mercurio y Venus no giraban en torno a La Tierra, sino en torno al Sol, con lo cual los progresos de la astronomía eran ya evidentes. Más tarde, un filósofo griego, Timocharis, en el año 265 a.C., observó el planeta pero no supo distinguir el Mercurio matutino y el vespertino. En el año 1610, el científico italiano Galileo Galilei, observó a través de su telescopio a este planeta, aunque debido a la calidad del instrumento, no pudo discernir sus fases. Kepler predijo el tránsito de Mercurio y de Venus que se producirían en el año 1631, pero que no observaría debido a que murió un año antes. A pesar de ello, el tránsito consiguió atraer la atención de Gassendi, pero la precisión de las Tablas Rudolfinas (donde Kepler había calculado las posiciones planetarias y por consiguiente el tránsito) no era la idónea, y el tránsito de Venus se produjo horas antes de lo previsto, cuando en Francia (donde estaba Gassendi) era aún de noche. Por lo menos, Gassendi se pudo conformar con el tránsito de Mercurio. Pocos años más tarde, el astrónomo italiano Giovanni Zupus (1590-1650) descubre que Mercurio también nos presenta fases, al igual que la Luna y Venus. Esto sirvió para comprobar que Mercurio giraba en torno al Sol. En 1644, Johannes Hevelius observó por primera vez las fases que mostraba Mercurio, recordando a nuestra Luna. A finales de siglo XVIII Johann Schröter informó haber visto manchas oscuras en la superficie de Mercurio. Más tarde, en el año 1881, Giovanni Schiaparelli, a través de unas marcas en la superficie de Mercurio, calculó que el período de rotación del planeta debía ser de 88 días, al igual que su período de traslación. Esto significaba que Mercurio siempre mostraba su misma cara al Sol. Posteriormente se supo que Giovanni estaba equivocado, siendo su período de rotación de 58 días. Esta conclusión fue gracias a la aparición de la radioastronomía, cuando en 1965, Dyce y Pettengill, utilizando el radiotelescopio de Arecibo, enviaron una onda de frecuencia conocida hacia el planeta, y recibieron su eco minutos más tarde y con un aumento en la frecuencia. Estos astrónomos determinaron que el período de rotación era de 59 días. Pero antes, en el año 1901, el astrónomo americano T. J. J. See observó algún cráter en el borde del terminador de Mercurio. Además, en 1933, el francés Eugenios Antoniadi hizo un mapa detallado de la superficie de Mercurio, donde le dio nombres a las cordilleras y valles. La observación de Mercurio es bastante complicada, por el hecho de que desde la Tierra lo vemos junto al Sol, y esa es la razón por la cual sólo es visible al amanecer o al atardecer, al igual que nos pasa con nuestro vecino Venus. ENORME EXCENTRICIDAD: VULCANO
La enorme excentricidad de Mercurio es una de las principales características de este planeta, ya que en el perihelio se acerca a 46.000.000 Km del Sol y en el afelio se aleja hasta una distancia de 69.820.000 km. Esto hizo confundir a numerosos astrónomos, quienes decían que mediante la mecánica celeste de Newton era imposible describir su movimiento, y que por ello dijeron que debía existir otro planeta, más cercano al Sol, que explicase esa diferencia: Vulcano. Evidentemente no se ha encontrado ningún planeta con una órbita menor a la de Mercurio, y es que Einstein ya le encontró respuesta al enigma gracias a su Teoría General de la Relatividad . DONDE EL DÍA SUPERA AL AÑO
Mercurio es un planeta muy especial. Hasta no hace mucho tiempo, se pensaba que Mercurio siempre mostraba la misma cara al Sol, tal y como ocurre con el sistema Tierra-Luna. Pero al igual que con el planeta Vulcano, esto fue desmentido cuando la radioastronomía determinó su verdadero período. Un día de Mercurio, de amanecer a amanecer, duraría 176 días terrestres, o lo que es lo mismo, dos veces el año de Mercurio. Pero además, en determinadas latitudes de Mercurio podríamos ver un efecto bastante raro: veríamos como después de que el Sol saliese y tras realizar un recorrido hacia el cenit, el Sol se pararía y parecería retroceder en el cielo, para después pararse y continuar con su recorrido. Este efecto es debido a la distinta velocidad que llevaría el planeta a lo largo de su recorrido, pues, según las Leyes del Movimiento Planetario de Kepler, en el perihelio de su órbita (lugar más cercano al Sol) va mucho má rápido que en su afelio (punto más alejado de la órbita). Pero otro aspecto de esta extraña órbita es la excesa duración del día, o lo que es lo mismo, la lenta rotación que lleva Mercurio. Algunos científicos opinan que el posible impacto de un asteroide de dimensiones colosales pudo provocar que el planeta girase a menor velocidad. Prueba de esta teoría sería el cráter Caloris Planitia, descrito más adelante. TEMPERATURAS EXTREMAS La diferencia de temperaturas entre el día y la noche en Mercurio es sorprendente, de una temperatura media en la superficie de 427 ºC (700 K) por el día, a una de -173 ºC (100 K) por la noche. Esto representa un cambio de temperatura de 600 grados, cuando en la Terra sólo estamos acostumbrados a ligeros cambios de menos de 40 grados del día a la noche dependiendo de la latitud. La diferencia tan brusca de temperaturas en Mercurio es debido a que Mercurio prácticamente no tiene atmósfera, siendo su masa menor a 1.000 kg. Esta ausencia es debido a que el viento solar arranca la atmósfera de su superficie, y además, la gravedad es muy pequeña. Un observador situado en Mercurio soportaría una intensidad de la luz solar 8’9 veces más intensa que en la Tierra. LA SUPERFICIE
Como consecuencia de la casi ausente atmósfera en Mercurio, su superficie está craterizada abundantemente, de forma que se parece en cierta medida a nuestro satélite, la Luna. Pero sin duda alguna, el mayor impacto es el del cráter Caloris Basin Hay que anotar que al igual que en la superficie de la Luna los cráteres recientes han dejado radios (o rayos) en su alrededor, Mercurio también presenta esta característica. Los cráteres han recibido nombres de famosos escritores y artistas: Bach, Beethoven, Botticelli, Chopin, Cervantes, Goya, Michelangelo, Mozart, Renoir, etc. Para ver una lista completa de los cráteres y sus posiciones, visita esta página:
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EL INTERIOR DE MERCURIO
Sorprendentemente, el núcleo ferroso de Mercurio es grandísimo, comparado con el de La Tierra. Esto explicaría por qué Mercurio tiene una densidad tan alta, de 5’427 g/cm3, un poco inferior a la de la Tierra, aunque la masa de nuestro planeta hace que su densidad sea mayor. Su núcleo mide probablemente el 75% de su diámetro: 1.800 km. Cubriendo este núcleo, Mercurio posee un manto de silicatos que llega hasta casi la superficie. Por último, tras el manto llega la corteza, que corresponde a tan sólo 2 ó 4 km. EL CAMPO MAGNÉTICO DE MERCURIO
Hasta la llegada de la sonda Mariner 10 a Mercurio, poco sabíamos de este pequeño planeta. En cuanto a su campo magnético, los científicos ni siquiera sospechaban que pudiese tenerlo. Fue una gran sorpresa. Aunque no representa ni tan sólo un 1% la intensidad de nuestra magnetosfera, la de Mercurio es demasiado intensa para su corta rotación. En la actualidad representa un enigma que debemos resolver. EXPLORACIÓN DE MERCURIO
Desgraciadamente, Mercurio sólo ha sido visitada por una sonda espacial: la Mariner 10. Ésta desveló numerosos aspectos del planeta, y es gracias a la Mariner los conocimientos Para obtener más información acerca de la misión, de los instrumentos y de otros aspectos, se recomienda visitar la página oficial (en inglés): http://messenger.jhuapl.edu
Y ya por último, en el futuro se espera el lanzamiento de una nueva sonda con destino a Mercurio. Esta misión está por ahora en desarrollo, por lo que pueden surgir muchos cambios hasta su lanzamiento en septiembre del año 2012. Es una misión conjunta entre la Agencia Espacial Europea (ESA) y Japón (JAXA). La misión de BepiColombo consistirá en dos orbitadores que tratarán de investigar los aspectos que desconocemos de Mercurio. Sus objetivos son, pues, los siguientes (salvo modificación):
Para más información aquí tienes varios enlaces: |